lunes, 12 de noviembre de 2018

La lucha por el trono hitita: Hattusil III vs. Urhi Teshub

¿Quiénes eran los hititas?
El reino hitita se fundó a principios o mediados del siglo XVII a.C. en Anatolia (actual Turquía) y duró unos cinco siglos, durante el período conocido como Bronce Tardío, hasta que la llegada de los denominados "Pueblos del mar", entre otros factores, arrasaron con esta civilización como si nunca hubiera existido.
Mapa del imperio hitita. Fuente: Historia National Geographic nº 21
Los hititas no tenían ni una lengua ni un núcleo étnico común, sino que eran una sociedad de carácter multirracial, formada por un cierto número de diferentes elementos étnicos (indoeuropeos, hattianos, hurritas, etc.), y hablaban un cierto número de lenguas diferentes debido a la gran cantidad de prisioneros de guerra procedentes de las campañas militares.
El término "hititia" procede de unas pocas referencias bíblicas a un pueblo cananeo posterior a la Edad del Bronce denominado "hittim" (neohititas). 
Ellos se llamaban a sí mismos "Pueblos del País de Hatti"; es decir, nunca utilizaron ningún término étnico o político para designarse a sí mismos, sino que se identificaban por el nombre de la región en que vivían.
Tras la destrucción del imperio hitita hacia 1200 a.C. la cultura hitita perdurará en los llamados reinos neohititas, en el norte de Siria (siglos XII-VII a.C.).
No sería hasta hace unos doscientos años que esta civilización volvería a ser redescubierta por los historiadores, cuando el francés Charles Texier descubrió las ruinas de Hattusa en 1834.

Luchas por el poder
A lo largo de la historia hitita las luchas dinásticas entre los miembros de la familia real fueron frecuentes, llevando a graves crisis durante las cuales la supervivencia de esta civilización estuvo en peligro. Las conspiraciones y asesinatos contra el rey fueron algo habitual.
En esta lista de los reyes hititas especifico quiénes no murieron de forma natural, además de sus años de reinado y su parentesco con el rey anterior.
Fuente: El reino de los hititas. Autora de la lista: Isabel Cubas
El rey Telepinu intentó ponerle solución a estas disputas dinásticas mediante un edicto en el que se establecieron las condiciones de acceso al trono, si bien no fue respetado siempre, como podemos ver en el cuadro anterior:
Entonces yo, Telepinu, convoqué una asamblea en Hattusa (capital del reino hitita). Y desde entonces en Hattusa nadie hace daño a un hijo de la familia real ni desenvaina un puñal contra él. Debe ser rey un príncipe, hijo [de una esposa] del primer rango. Si no hay hijo del primer rango, debe ser un hijo del segundo rango. Pero si no hay hijo del rey como heredero, que se procure un yerno para la hija del primer rango, y éste será rey.
Hattusil III y Urhi Teshub:
A la muerte de Muwatalli II, famoso por haberse enfrentado al faraón Ramsés II en la batalla de Kadesh en 1274 a.C., le sucedería un hijo: el príncipe Urhi Teshub, que reinó entre 1272 y 1267 a.C.
Batalla de Kadesh
Sin embargo, y a pesar del edicto de Telepinu, las cosas no serían tan sencillas, por varios motivos.
El hermano del difunto Muwatalli II, Hattusil, había ido adquiriendo un gran poder y prestigio en vida de su hermano; poco después de su entronización, Muwatalli confirió a su hermano la muy prestigiosa posición de Jefe de la Guardia Real, y le nombró gobernador de las Tierras Altas, de modo que el norte estuviese bien controlado mientras Muwatalli se preparaba para la guerra con los egipcios en el sur. Hattusil también fue nombrado rey en el País de Hakpissa, ciudad estratégicamente situada para poder controlar toda la región septentrional y mantener a raya al enemigo kaska.
Por otra parte, la madrastra del rey Muwatalli, Tanuhepa, probablemente habría intentado reivindicar el derecho al trono de alguno de sus hijos sobre el de Urhi Teshub, hijo de Muwatalli y de alguna de sus concubinas o esposas secundarias. De manera que para asegurarse la sucesión de su hijo antes de marchar a la guerra, Muwatalli II llevó a la reina Tanuhepa a juicio y posteriormente la desterró de la capital, adelantándose a cualquier intento de conspiración o golpe de estado en su ausencia.
Como ya he dicho, Urhi Teshub, quien subió al trono como Mursilis III, no era un hijo de primer rango, puesto que su madre fue probablemente una concubina del rey. Este hecho tuvo como resultado que su tio Hattusil se viera muy tentado a reclamar el trono para sí mismo, además de suponer una excusa para que algunos vasallos se levantaran contra él cuando subió al trono.
No obstante, en un primer momento Hattusil respetó la voluntad de su hermano:
Por la estima a mi hermano, yo no hice mal contra él. Y puesto que no dejó un hijo de primer rango, yo tomé a Urhi Teshub, el hijo de una concubina (por él) y lo coloqué en el trono de Hatti. Yo puse a toda Hattusa en sus manos y él fue Gran Rey en las tierras de Hatti.
Es decir, Hattusil proclamaba con estas palabras que si su sobrino, hijo de segundo rango (algo así como un bastardo) era rey, fue solo gracias a él. Quizás por esto Urhi Teshub adoptó el nombre de su abuelo, Mursilis, para entronizarse, realzando su posición a los ojos de sus súbditos con tan prestigioso nombre; aunque Hattusil y su sucesor le seguirán llamando Urhi Teshub, negándole el real nombre de Mursilis III.
A pesar de su aparente lealtad, para un hombre como Hattusil debió de resultar muy duro aceptar quedarse a un lado mientras el hijo de una concubina reinaba. Aunque es evidente que la influencia del tío siempre estuvo presente en los actos llevados a cabo por el sobrino durante el tiempo que vivieron en armonía y trabajaron juntos.
Finalmente, y de manera inevitable, la relación entre ambos fue haciéndose cada vez más tensa. Hattusil nos ha dejado su versión de los hechos; la única que tenemos, dado que fue el vencedor del conflicto. Achaca todo a la creciente envidia de su sobrino, que le trató injustamente a pesar de deberle el trono, y su victoria final al favor de los dioses:
Urhi Teshub me perjudicó y vosotros me perjudicasteis y yo os vencí. Unos me apoyaron a mí; otros apoyaron a Urhi Teshub. Yo le derroté y luego unifiqué a la población ¿He perjudicado a alguien? Urhi Teshub era hijo de mi hermano y cuando mi hermano murió, le tomé y le instalé en el trono y le fui leal, pero comenzó a humillarme para rebajarme.
Creyendo que contaba con el apoyo de los dioses, especialmente después de recuperar de nuevo la ciudad santa hitita de Nerik, y consciente del apoyo personal que tenía en el reino, además de comprobar cómo su sobrino poco a poco tomaba sus propias decisiones, Hattusil decidió dar un golpe de estado. Aunque se encargó de no presentar el conflicto como una rebelión, sino como una "respuesta legal" ante la actitud injusta de su sobrino.
Sello de Hattusil III
El exilio de Urhi Teshub:
Tras ser derrotado en las Tierras Altas, y una vez que su tío ascendió al trono, Urhi Teshub, que aún contaba con algún apoyo, fue enviado a un "honorable exilio" lejos de la capital, en Nuhasse (Siria). Fue nombrado gobernador de algunas ciudades fortificadas para mantenerlo ocupado; pero Urhi Teshub no se dio por vencido y, aun en su exilio, intentó buscar el apoyo de Babilonia y los asirios. Prevenido, Hattusil pensó en enviar a su sobrino aún más lejos (Chipre), pero de alguna manera consiguió escapar y fue a refugiarse en la corte del que había sido el mayor enemigo de su padre: Ramsés II. El faraón se negó a extraditarle, a pesar de la petición del nuevo rey hitita, y nunca más se supo nada de Urhi Teshub.
Ramsés II recibe en su palacio a una comitiva hitita
*Artículo también disponible en Historiae

Bibliografía:
- BRYCE, Trevor. (2001): El reino de los hititas. Ed. Cátedra. España, Madrid.
- ÁLVAREZ-PEDROSA NÚÑEZ, J.A. “Hititas, el imperio olvidado”. Historia National Geographic. 2005, nº 21, pp. 46-55 


martes, 6 de noviembre de 2018

Egiptomanía, pasión por el antiguo Egipto

Aunque la palabra "egiptomanía" no está reconocida por el diccionario de la Real Academia de la lengua española (y algunos prefieren usar "egiptofilia"), todo el mundo ha escuchado alguna vez en su vida esta palabra. La egiptomanía va mucho más allá de coleccionar figuritas de Tutankhamón; la propia historia de su origen y desarrollo es muy interesante.

Orígenes de la egiptomanía: Grecia y Roma
A pesar de que, evidentemente, no es lo mismo ser egiptomaníaco que egiptólogo, la pasión por todo aquello relacionado por el antiguo Egipto es anterior al nacimiento de la egiptología.
Los primeros en sentirse fascinados por la cultura que surgió a orillas del Nilo fueron los griegos.
Egipto entró en contacto, principalmente comercial, ya con la Grecia minoica y micénica, en tiempos del Reino Medio y Nuevo.
Homero, en la Ilíada y la Odisea, nos transmite una visión de Egipto como una tierra de infinitas riquezas y sabios.
Entre los siglos VI y V a.C. varios viajeros y sabios griegos acudieron a Egipto para aprender de los sacerdotes egipcios en las llamadas Casas de la Vida, donde se enseñaba astronomía, medicina, matemáticas y filología. Por ejemplo, Pitágoras estudió astronomía y geometría en una de estas escuelas, anexas a los grandes templos.
Pero fue la visita que realizó el historiador Herodoto en el siglo V a.C. la que desató lo que podríamos llamar primera "egiptomanía" entre los helenos. El "Padre de la Historia" nos narra cómo era el Egipto que él observó, cuando aún era una civilización viva, aunque lejos de sus tiempos de esplendor, en los libros II y parte del III de su Historia. Ante sus ojos apareció un Egipto profundamente religioso, cuyos sabios sacerdotes y escribas eran guardianes de una historia y una sabiduría tan antigua que, en su opinión, la propia cultura griega debía derivar de la egipcia en muchos aspectos.
Kouros, estatua de joven de época arcaica, con clara influencia egipcia
Aunque hoy en día se sigue discutiendo sobre esta influencia egipcia en los orígenes de Grecia, lo que es indudable es que esa visión de Egipto que tenían Herodoto y sus contemporáneos como un país de gran religiosidad y de historia milenaria, iniciada en la noche de los tiempos, se ha transmitido hasta nuestros días.
Pirámide de Cayo Cestio, Roma
Tras la conquista romana de Egipto se iniciará también una egiptomanía entre los romanos, que veían al mismo tiempo con horror y fascinación a la más famosa reina de Egipto, Cleopatra. Para ellos, esta mujer representaba todos los misterios y riquezas de Oriente (obviando el hecho de que, en realidad, la reina era de origen griego). En resumen, se puede decir que los romanos sintieron hacia Egipto lo mismo que hacia la última de sus reinas, una especie de amor/odio, de fascinación por la riqueza y exotismo de una antigua civilización, y de rechazo por las diferencias que había entre ambas culturas, y la decadencia del antiguo imperio egipcio.
Cleopatra sobre las terrazas de Filae, F.A. Bridgman (1896)
Dentro de esta egiptomanía romana destaca el éxito que tuvo el culto a una de las más importantes diosas egipcias, Isis. De tal manera que encontramos templos dedicados a ella repartidos por todo el imperio romano (incluida España). Los iseos eran decorados con arte de inspiración egipcia o, incluso, con auténticas piezas traídas de Egipto.
Sacerdote de Isis. Templo de Isis en Pompeya.
Otra de las obras de arte que los emperadores romanos repartieron por toda la geografía de su imperio fueron los obeliscos, monolitos de piedra repletos de inscripciones jeroglíficas que en ocasiones adornaban la spina de los circos romanos.
Obeliscos en el Circo Máximo
Por otro lado, los emperadores mandaron restaurar varios monumentos egipcios, especialmente templos, finalizaron otros de época ptolemaica, o mandaron construir edificios nuevos, donde fueron representados al estilo egipcio, inscribiendo sus nombres en jeroglíficos, como los antiguos faraones (y todo ello a pesar de que algunos ni siquiera llegaron a pisar nunca Egipto).
Dentro de las restauraciones destaca la realizada a los famosos colosos de Memnón por Septimio Severo, los cuales hasta entonces, y desde el terremoto del 27 a.C. emitían un sonido similar al llanto durante la salida del sol, causado por la dilatación de sus piedras. 
Años antes, Adriano había dejado inscrito su nombre en estas estatuas de Amenhotep III. Fue precisamente este emperador quien perdió a su amante favorito, Antinoo, ahogado en el Nilo, tras lo cual construyó una ciudad en su honor (Antinóopolis) y la llenó con estatuas del bello joven vestido "a la egipcia".
Antinoo
En su villa en Tívoli, Adriano mandó construir edificios de inspiración egipcia, adornados con estatuas de dioses egipcios como Horus o Bes.
Estatua de Horus hallada en Tívoli
El Renacimiento
Tras la última inscripción en escritura jeroglífica, fechada en el siglo IV d.C., se perderá durante siglos la capacidad para leer los jeroglíficos. De modo que durante la Edad Media Egipto solo se conoció a través de lo contado en la Biblia.
Durante el Renacimiento, los intelectuales de la época intentaron desentrañar este misterio, partiendo de las Hieroglyphica de Horapolo (Ss. II-IV d.C.), obra totalmente fantasiosa. Esta incapacidad para traducir la más famosa escritura de los antiguos egipcios hizo que se comenzara a ver Egipto no solo como el escenario de algunos pasajes de la Biblia, sino como una tierra mística y mágica, guardiana de un conocimiento esotérico reservado a unos pocos y transmitido, según pensaban, a través de sus misteriosos símbolos.
En cuanto al arte, durante el Renacimiento Egipto se asociará inevitablemente a la Biblia, y a la mítica Cleopatra.
Simonetta Vespucci como Cleopatra. Cossimo Piero
Siglos XVIII y XIX
En este periodo de tiempo se producen dos hechos importantísimos, tanto para la creación de la nueva ciencia egiptológica, como para la difusión de la egiptomanía entre la sociedad europea: 
  • La expedición de Napoleón a Egipto (acompañado de varios científicos), que tendrá como resultado la publicación de Description de l'Égypte. 
  • El desciframiento de los jeroglíficos egipcios gracias a Champollion, quien se ayudó de la piedra Rosetta, hallada en dicha expedición. Es a partir de este momento cuando nacerá la egiptología.
Napoleón y sus generales. Jean Leon Gerome (1867)
Reflejo de esa creciente egiptomanía será el estreno en 1871 de la ópera Aída, de Giuseppe Verdi, inspirada en el antiguo Egipto. Su famosa Marcha triunfal es considerada por algunos un auténtico himno de la egiptomanía.
"Veo cosas maravillosas"
El verdadero boom egiptomaníaco se inició en 1922, cuando el arqueólogo inglés Howard Carter, gracias a la ayuda económica de su mecenas Lord Carnarvon, descubrió la tumba casi intacta del rey niño Tutankhamón, lanzando su famosa frase. Desde entonces, hemos podido disfrutar de películas ambientadas (mejor o peor) en el antiguo Egipto, novelas históricas sobre los faraones, cómics y arte de todo tipo relacionado con el país de las pirámides.
Muebles, joyas y objetos decorativos de inspiración egipcia 
*Artículo también disponible en Historiae

Bibliografía:
-Egipto según Herodoto. Egiptomanía. Barcelona: Planeta DeAgostini, 1997, volumen 1, pp. 218-220.
- GUIDOTTI, María Cristina; CORTESE, Valeria (2002): Antiguo Egipto. Ed. Tikal. España, Madrid.
- CARRUESCO, Jesús. “Egipto y las raíces de Grecia”. Historia National Geographic. 2015, nº 133, pp. 24-33.


viernes, 26 de octubre de 2018

Istopia Historia Nº 78 - Colaboración (la casa jeneret)

Buenas noches, amigos. Hace unos días volví a colaborar en el programa de radio de Juan Ramón Ortega, Istopia Historia, en radio Iznájar. En esta ocasión estuvimos hablando sobre la llamada casa jeneret (comúnmente conocida como harén), de la cual también escribí un artículo para Egiptología 2.0
"Juan Ramón Ortega presenta el programa de Historia de radio Iznájar, Istopia Historia. Esta semana Iris Rodríguez nos explica la vida de Gonzalo Guerrero y su integración con los indígenas que le llevó a luchar contra los españoles. María Isabel Cubas nos habla de un lugar del antiguo Egipto conocido como casa Jeneret. Finalmente, con Juanan Rojas conocemos más de Torre Pesquera, situada entre las localidades de Zagra y Fuentes de Cesna".
Podéis escuchar y descargar el programa en el siguiente enlace: Istopia Historia nº 78.
Si os interesa escuchar mis anteriores colaboraciones, podéis hacerlo Aqui (Nefertiti) y Aquí (Merneith). 

martes, 2 de octubre de 2018

Número 13 Egiptología 2.0 (octubre 2018)

Buenas tardes, amigos del Templo de Seshat. Un trimestre más tenemos ya disponible para descargar y leer el nuevo número de Egiptología 2.0. Podéis hacerlo pinchando aquí
Egiptología 2.0. Número 13
En esta ocasión mi artículo habla sobre los animales a los que los antiguos egipcios cuidaban como sus mascotas o adoraban como dioses. También encontraréis otros interesantes artículos como el que ocupa la portada, animales momificados, la entrevista a Elisa Castel, artículos sobre la gran dios Isis, o la enigmática Omm Seti (de la que hablé en mi última visita al programa de radio "La puerta de la pirámide") o la batalla de Meggido, entre muchos otros. Que disfrutéis de la lectura.
Upuaut. National Geographic


miércoles, 4 de julio de 2018

Nº 12 Egiptología 2.0 (julio 2018)

Muy buenas tardes desde Edimburgo. Por motivos laborales me he mudado recientemente a esta ciudad, por lo que seguramente las entradas en el blog se verán aún más limitadas (lo lamento). Mi bliblioteca personal no me ha podido acompañar, y ya sabéis que es de ahí de donde extraigo la mayor parte de la información para escribir las entradas. No obstante, esto no afectará a mi habitual colaboración en Egiptología 2.0.
Castillo de Edimburgo
Un nuevo trimestre os traigo mi artículo para esta revista gratuita, la número doce ya, en el que continúo hablando de las reinas faraón. Pero, además, encontraréis más artículos interesantísimos de un montón de profesionales. Espero que la disfrutéis.
Egiptología 2.0- Nº 12
Para descargarla totalmente gratuita, pinchad AQUÍ. Hasta pronto.


jueves, 12 de abril de 2018

Colaboración en el programa "La puerta de la pirámide"

Buenas tardes, amigos del templo de Seshat. En esta entrada os traigo las dos colaboraciones que he realizado en los últimos meses en el programa de radio "La puerta de la pirámide", dirigido y presentado por Jorge Arijón, en Onda Diamante 98.3 FM.
El pasado 6 de marzo, con ocasión del día internacional de la mujer, fui invitada para hablar sobre las antiguas egipcias. Podéis escucharlo en el siguiente enlace (a partir del minuto 80): 

Mi última colaboración fue el pasado 10 de abril, en la cual intervine para contar la historia de la peculiar Omm Seti. Si no sabéis quién fue esta mujer, podéis averiguarlo en el siguiente enlace, a partir del minuto 192: 
Omm Seti
Aquí os dejo el enlace de la entrada del blog a la que hago referencia: ¿Se han encontrado momias en las pirámides?
Finalmente, quiero dar las gracias a Jorge por invitarme a su programa y a todos los radio oyentes que nos escuchan. Fue una gran experiencia para mí poder compartir un poquito de la historia de la fascinante civilización egipcia con todos vosotros. 

lunes, 9 de abril de 2018

Nº 11 Egiptología 2.0 (abril 2018)

Buenos días, amigos del templo de Seshat. Desde hoy tenemos ya disponible para descargar el número 11 de Egiptología 2.0, pinchando AQUÍ.
En esta ocasión mi artículo sobre las soberanas del Nilo ocupa la portada.
La sociedad del antiguo Egipto estaba dominada por la figura del faraón, que debía ser por norma general un hombre. Sin embargo, algunas mujeres de la realeza egipcia pudieron llegar a reinar como faraón, principalmente en momentos de inestabilidad política y crisis dinásticas en los que, digamos, no había un candidato masculino mejor [...].Para los antiguos egipcios era fundamental el respeto a Maat, es decir, el Orden establecido desde el principio del tiempo [...]. Que una mujer fuese faraón no dejaba de ser una ruptura de esa Maat, pero en ciertos momentos fue preferible a que accediera al trono un hombre que no tuviera sangre real y, por tanto, sangre divina. De ahí que ciertas mujeres de la realeza, con el apoyo de determinados cortesanos, accedieran brevemente al trono en tiempos de inestabilidad política.
Otros interesantes artículos que podemos leer en este nuevo número son: La vivienda de los antiguos egipcios, el uso del perfume, la pirámide de Kefrén, o la entrevista a la egiptóloga Rosa Pujol, entre otros. 
Reina faraón Hatshepsut
Recordad que Egiptología 2.0 es una revista totalmente gratuita y online, trimestral, en la que colaboran todo un equipo de expertos en esta maravillosa civilización que fue el antiguo Egipto. Que disfrutéis de la lectura.


jueves, 1 de febrero de 2018

Crítica de cine egiptomaníaco: "Dioses de Egipto" (2016)

Buenas tardes, amigos del templo de Seshat. En esta entrada de hoy os traigo la crítica de la película "Dioses de Egipto". Por fin una peli ambientada en el país del Nilo que no trate sobre momias, Cleopatras o Moisés barbudos. ¿Merecerá la pena? 
"Dioses de Egipto" (2016)
Sinopsis: la supervivencia de la humanidad pende de un hilo, pero Beck, un héroe mortal, está decidido a salvar el mundo y a rescatar a su verdadero amor. Para conseguirlo busca la ayuda del poderoso dios Horus, con el que establecerá una alianza contra Seth, el despiadado dios de la oscuridad, que ha usurpado el trono de Egipto, sumiendo al país en el caos. Para ganar la batalla contra Seth y sus secuaces tendrán que someterse a terribles pruebas de valentía y sacrificio. 
Este argumento podría ser el del 98% de las películas existentes: chico "elegido" salva al mundo y a la chica guapa, enfrentándose a múltiples peligros que le manda el malo malísimo, al que derrota con la ayuda de un héroe que se resiste a serlo. Originalidad lo que se dice, no parece que vaya a haber mucha. Salvo por estar supuestamente inspirada en la mitología egipcia.
"Hola, soy Toth, y descubrí que tengo 8 hermanos en el Diario de Patricia"
Empezamos. ¡Oh! El logo de Summit entertainment se asemeja a unas pirámides. Que originalidad. Egipto/pirámides, lo nunca visto.
Egipto es la cuna de la vida, según nos narra la voz en off, donde hombres y dioses viven juntos, pero no revueltos, que para eso los hombres son creación de los dioses. Y para dejar constancia de ello, los dioses son más altos (zasca para los bajitos). Parece que los guionistas se han tomado literalmente la perspectiva jerárquica del arte egipcio. 
Además, por sus venas corre oro (no voy a hacer bromas sobre el período menstrual) y pueden transformarse en la bestia que quieran, de ahí las cabezas de animales. 
El narrador nos sigue contando que existía un rey bueno al que el pueblo quería, que es, obviamente, Osiris, y un dios malo y envidioso, que no es sino Seth. Osiris tiene un hijo, que va a sucederle en el trono. Hasta ahí bien. 
En la variedad está el gusto
Entonces conocemos al jovenzuelo protagonista, llamado Beck, que resulta ser nuestro narrador, y que vive en una ciudad sin identificar, supuestamente en Egipto, junto a su guapa e igualmente jovenzuela novia, para la que roba vestidos en el mercado. Muy Aladdin todo. Viven en la pobreza, aunque él le había prometido vestidos y palacios de oro; vamos, lo que queremos todas las mujeres...Pero eso no les impide, aun estando probablemente en la Prehistoria todavía, tener una sonrisa Profident y un aspecto muy aseadito.

Por su parte, Jamie Lannister...Digo, Horus, tiene pinta de ser un poco vago y juerguista, ya que se ha quedado dormido el día de su propia coronación. Es lo que tiene montarse juergas todos los días; como luego limpian el destrozo las sirvientas humanas enanas...
Tengo que hacer mención aquí a lo ridículo que queda ver a los dioses, mucho más altos, andando entre sus bajitos sirvientes humanos, que parece que los van a pisar. ¿A quién leches se le ocurrió esto?
Como futuro rey, Horus necesita una reina. Pero a Hathor le parece un coñazo eso de estar sentada en un trono. Ella prefiere darse al bebercio, que por algo es la diosa de la embriaguez.
Viva el vino y las pirámides...
Todos los dioses acuden a la ceremonia, como la ¿Rubia? Neftis, que lo hace a bordo de una embarcación dorada, pero no por el Nilo, sino que su lujosa nave va volando gracias a un enjambre de palomas, que madre mía lo sucio que tienen que dejarlo todo. 
"Navegar por el Nilo está ya muy visto"
Pero no todo podía ser fiesta y jolgorio entre los multiétnicos dioses, así que en el último momento hace su sorprendente entrada Maléfica...Digo, Leónidas, digo Seth, para felicitar a su sobrino. Y, ya de paso, matar a su hermano Osiris y autoproclamarse rey. Que ya le toca a él, que está harto de desierto y de lo polvorienta que tiene siempre la casa. O algo así.
Oh! Yeah! Gerard Butler...Un escocés que no es pelirrojo interpretando a un dios egipcio que sí lo era...
La lucha entre tío y sobrino es inevitable. Pero no sin antes transformarse en...
PO- PO- POWER RANGEEEERS. A mi me gustaba la rosa.
Siguiendo el mito, ya sabemos cómo acaba esto: Seth derrota a Horus y le arranca los ojos a su sobrino, aunque aquí más bien parece que le pellizca los párpados. 
Y así comienza el reinado de tiranía del malvado dios del desierto: la humanidad es esclavizada para construir monumentos y estatuas con la cara de Gerard Butler, o de otra manera no alcanzarán el Más Allá, que en tiempos de Osiris era gratis. En cuanto a los dioses rebeldes, Seth y sus compinches les dan pa' el pelo y tienen que huir al exilio, a la fortaleza de Neftis (¿?), que recordemos que era esposa de Seth. Pero Hathor se queda con Seth, ya que parece que le van más los morenos que los rubios. 
A todo esto, aún no se ha mencionado ni una sola vez en la película el nombre de la diosa Isis, lo que realmente resulta curioso. Creo que cierto grupo terrorista pueda tener la culpa...
Creo que se me ha corrido un poco el "Rimmel"
El jovenzuelo Beck decide entonces aliarse con el tuerto de Horus, no por nada, sino porque su novia ha muerto y él quiere a toda costa que vuelva de la tierra de los muertos. Y eso solo puede hacerlo un dios. Así que con sus dotes de ladronzuelo consigue hacerse con el ojo de Horus, para que éste recupere parte de su fuerza y deje de estar tirado lloriqueando.
Los ojos de Horus son dos pedrolos azules, que el astuto Seth ha guardado por separado en dos sitios la rehostia de difíciles de penetrar, entre trampas, pinchos y simpáticos escorpioncillos.
Para derrotar finalmente al dios del desierto, la solución está en debilitar a Seth destruyendo no se qué pirámide que hay en el desierto; no iba a ser una humilde mastaba de adobe, eso no queda guachi ¿Cómo? Con las aguas del Nun por las que navega la barca del anciano dios Ra, interpretado por Geoffrey Rush. 
El anciano dios del sol Ra. Incluye escena de lucha contra Apofis. Y la tierra es plana
Pero en el último momento llega Seth (que oportuno) y todo el plan se va a la porra (y de paso le saca el cerebro a Thot). Es más, esto parece cabrearle tanto que está dispuesto a destruir la tierra para reordenarla a su manera, con la ayuda de la gigantesca serpiente Apofis (aquí una especie de gusano con más dientes que una película de caballos). 
Cual Jack el Destripador, Seth ha ido arrancando los órganos principales de ciertos dioses, en los que reside su principal fuerza, para hacerse un traje de power ranger de la hostia. Lo que le gusta el descuartizamiento a este dios...
Madre mía que pedrolo, ni Elizabeth Taylor, oiga.
Así que Seth digievoluciona en un tío super poderoso, Apofis está bebiéndose el Nilo, y los muertos se han quedado sin Inframundo. La peli ya lleva casi dos horas y todo pinta muy mal. Pero el amor lo puede todo: Beck y Horus sacan pecho para no decepcionar a sus respectivas churris y juntos derrotan a Seth. ¡Oh, si! La unión hace la fuerza! El amor lo puede todo! Gerard Butler va camino de convertirse en otro Sean Bean de tanto que se muere en las pelis, etc.
Horus aprende que debe dejar de ser un niñato de papá vividor y juerguista y gobernar a su pueblo con justicia, como su padre. Beck aprende que se puede confiar en los dioses, como le dijo la churri. Seth aprendió que un traje super reluciente a lo power ranger no te va a salvar de acabar mal, porque eres el malo y el malo debe acabar mal. Fin.
Hola, soy el verdadero Horus
Lo mejor: me ha gustado la actuación de Geoffrey Rush como el anciano y cansado, pero igualmente poderoso, Ra. Gerard Butler también (pero no por su actuación, le falta carisma como malo, sin duda por culpa del guión, a las pruebas me remito. Pero es muy guapo y alegra la vista). El esmeraldón de Hathor me sulibeya. Hathor interpreta bien el papel de "borrachilla simpática" y tiene buena química con Horus. 
Lo peor: Beck y su novia son totalmente innecesarios, ya que podría haberse hecho la historia perfectamente sin estos personajes, que son unos sosainas sin química ninguna. En cuanto a Horus, no veo al personaje, y no sólo porque Horus sin cabeza de halcón ni es Horus ni es ná, sino porque el actor está demasiado encasillado como Jamie Lannister.
A la peli le sobra media hora, porque al final se hace muy larga. Ya sabemos que Seth era muy malo, no hacía falta estirar tanto el chicle. 
El ninguneo a la diosa Isis (en una historia que la tiene precisamente a ella como una de las protagonistas) es descarado, no se menciona su nombre NI UNA SOLA VEZ en toda la película.
En cuanto a la estética y arte egipcios, apenas se ven esbozos en alguna columna o estatua por ahí perdidas. Los peinados, vestidos,  arquitectura, paisajes y personajes apenas se pueden clasificar como egipcios. Y la mezcla de dioses blancos, negros, rubios y morenos para que todo sea políticamente correcto me parece absurda. 
Pues podrías serlo de los personajes totalmente anti carismáticos e innecesarios
En resumen, "Dioses de Egipto" es una película que si tuviera media hora menos de duración y se ciñese un poco más al relato mitológico sería entretenida, ya que incluso tiene sus puntos de humor. Dos horas se hacen demasiado tediosas, e imita demasiado películas del estilo de Furia de titanes o Immortals, en las que parece que tiene más importancia crear muchas imágenes y bicharracos por ordenador, que pulir el guión y ser minimamente fieles a la Historia. Una última cosa: ISIS ISIS ISIS ISIS ISIS ISIS. Ya me he quedao a gusto.


martes, 23 de enero de 2018

Ramsés II, el hijo del sol (II parte): Faraón constructor

Rey de Egipto
Durante el tercer mes de shemu de 1279 a.C., en pleno verano, Seti I murió. El heredero, Ramsés II, tenía 25 años y varios hijos que garantizaban la sucesión.
Ramsés en su trono. Los dioses Seshat y Atum inscriben su nombre en la persea sagrada. Ramesseum
Después de los ritos de coronación, Ramsés eligió los nombres de titulación, como era costumbre. En su caso, estuvieron influidos por su admirado Amenhotep III, al cual quería emular para traer de nuevo a Egipto la época de conquistas y esplendor que el imperio egipcio había vivido durante el gobierno de su antecesor:
  • Nombre de Horus: Ka nakht Meri Maat (Toro poderoso, amado de Maat).
  • Nombre de Nebti: Mek Kemet uafjasut (El que protege Egipto y somete a los países extranjeros).
  • Nombre de Horus de oro: User renput aanejetu (Rico en años, grande en victorias).
  • Nombre de Nesut bity (praenomen): Usermaatra Setepenra (La justicia de Ra es poderosa, elegido de Ra).
  • Nombre de Sa Ra (nomen): Ramsés Meriamón (el hijo de Ra, amado de Amón).
El predominio de Amón y Ra, los dioses más importantes del momento, es evidente.
Nomen y praenomen de Ramsés inscritos en cartuchos
Faraón constructor
La principal función del faraón era mantener el Maat u orden en el país. Para ello, el rey debía realizar los ritos diarios en el templo (o en su lugar, los Sumos sacerdotes), las grandes ceremonias como la fiesta de Opet, defender el país de sus enemigos y construir monumentos para los dioses.
Sala hipóstila de Karnak, por R. Lepsius
Ramsés II cumpliría ampliamente con esta última obligación, sobre todo en los primeros años de su reinado. En Egipto, Nubia y Asia, el nuevo rey dejaría su nombre en monumentos de nueva construcción y sobre otros anteriores.
Tras la muerte de Seti I, su hijo se encargó de que se finalizaran las obras que habían quedado sin terminar, como la sala hipóstila de Karnak, el templo funerario de Seti I en Gurna, o el templo cenotafio de la ciudad sagrada de Osiris, Abydos. Aquí Ramsés también construyó su propio templo y se hizo representar en el monumento de Seti I como niño junto a su padre, delante de la larga lista de reyes de Egipto (con la excepción de aquellos condenados a Damnatio memoriae, como Akhenatón) para legitimar una vez más su ascenso al trono.
Lista real de Abydos
En Luxor (Tebas) Ramsés llevó a cabo una ampliación del templo añadiendo un patio y un nuevo pilono, al que precedían un par de estatuas colosales del rey y dos altos obeliscos, uno de los cuales fue trasladado a París en el siglo XIX, como regalo del pachá de Egipto Mohamed Alí a Francia. Fue instalado en la Plaza de la Concordia, donde aún se puede ver en la actualidad.
Patio construido por Ramsés II. Luxor
Pilono de Ramsés II, Luxor
Obelisco de Ramsés II, Plaza de la Concordia (París)
En la orilla izquierda del Nilo, como era costumbre al ser la tierra de los muertos, Ramsés comenzó a construir desde el primer año de reinado su templo funerario o templo de millones de años, más conocido por el nombre que le dio Champollion, el Ramesseum.  Su construcción duró 21 años y llegó a ocupar seis hectáreas de superficie, que además del propio templo funerario también incluían otro templo más pequeño para Nefertari y para la reina madre Tuya, y un pequeño palacio.
Además de funcionar como templo para rendir culto al rey fallecido, el Ramesseum también constituyó un enorme centro económico, administrativo y cultural. A su alrededor se levantaron las viviendas para los sacerdotes, además de talleres, oficinas, una biblioteca y una escuela de escribas (las llamadas "Casas de la vida") y almacenes abovedados para contener grandes cantidades de grano. Según Barry J. Kemp, los almacenes del Ramesseum podían alimentar a un total de entre 17000 y 20000 personas.
Del Rameseo también salían las provisiones para los artesanos de la ciudad de Deir el Medina, encargados de excavar y decorar las tumbas de los reyes.
Además, este templo tenía viñedos donde se cultivaban uvas con las que elaboraban un vino de gran calidad y prestigio.
Reconstrucción del Ramesseum
Aquí se encontró una estatua colosal del rey, derribada en el suelo y rota a consecuencia de un terremoto, que fue conocida desde la antigüedad como Ozymandias (deformación griega del nombre de coronación de Ramsés, Usermaatre). Esta estatua inspiró el poema de Percy Bysshe Shelley:
Estatua de Ramés II conocida como Ozymandias
Conocí a un viajero de una antigua tierra que dijo: <<dos enormes piernas pétreas, sin su tronco, se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semi hundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó. Y en el pedestal se leen estas palabras: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!" Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas>>. 
Reconstruccion del coloso de Ramsés II (Ozymandias). Por Christian Leblanc
En la antigua ciudad de los invasores hyksos, Ávaris, Seti I había construido un palacio, y había también un templo de Seth. Ramsés elegirá este emplazamiento para construir una nueva capital, Per-Ramsés, a comienzos de su reinado. El nombre completo de dicha ciudad sería Per Ramsés aa Nejetu, es decir, "El dominio de Ramsés grande en victorias".
El motivo de trasladar la capital al noreste del delta se debió al creciente interés egipcio en Asia; al estar más cerca de la frontera, el faraón recibía las noticias del este más rápidamente y, en caso de peligro, el ejército también podía actuar con más celeridad. 
Per Ramsés estaba rodeada de agua, lo que garantizaba la fertilidad de sus campos, y también tenía un puerto por el que recibir mercancías. Contaba con un gran palacio y templos dedicados a Ptah, Sejmet, Ra, Amón, el ya mencionado de Seth, y otro para la diosa extranjera Astarté. Los edificios principales estaban unidos por grandes avenidas. La presencia militar dejaba claro el origen estratégico de la nueva capital.
Per Ramsés. Según K. Kitchen
Encontramos una descripción de cómo pudo ser la vida en Per-Ramsés en la carta del escriba Pabasa al escriba Amenemopet:
He llegado a Per Ramsés y la he encontrado tremendamente próspera. Es un lugar de una belleza inigualable, parecido sin embargo a Tebas. Su fundador fue el mismísimo Ra. La vida en la Residencia es agradable; sus campos rebosan de todo tipo de productos saludables, y diariamente está bien abastecida de alimentos. Sus canales están repletos de peces, y los estanques de pájaros; en sus praderas abundan los verdes pastos [...]. Los frutos de los campos cultivados tienen regusto a miel. La cebada y el trigo colman los graneros [...]. En la ciudad abunda cada día la comida, y todos los que en ella habitan se regocijan y no tienen más deseos. En ella, los pequeños son semejantes a los grandes. Ven para que, en su honor, celebremos las festividades del cielo y las del solsticio de las estaciones [...]. Los jóvenes de la ciudad se visten día tras día con ropas de fiesta, el dulce aceite de oliva cae sobre sus cabezas, cuya melena es peinada de nuevo.
Pero la ciudad sería abandonada tiempo después, cuando los canales que la hacían tan fértil se secaron. Faraones posteriores harían trasladar los restos de la capital de Ramsés a la ciudad de Tanis, de modo que actualmente apenas queda nada de la magnífica "ciudad de la turquesa".
Arriba, reconstrucción de la escalera que conduce al estrado de la sala del trono en el palacio de Per Ramsés (Según W. Hayes), que también podemos ver en la recreación de abajo. 
En el país de Uauat (Baja Nubia) Ramsés II dejaría constancia de su poder sobre sus súbditos nubios con la construcción de una serie de templos de tipo speos y hemispeos (es decir, excavados en su totalidad, o en parte, en la roca). Estos templos son:

Templo de Beit el wali: dedicado a Amón Ra, Re Haractes, Anukis y Khnum. En sus muros vemos el dominio y sometimiento de los nubios al faraón, en escenas bélicas y en procesiones de productos exóticos que los súbditos de Nubia entregan al faraón. 

Ramsés II, acompañado de sus hijos mayores, luchando contra nubios
Templo de Beit el Uali. www.temples-egypte.net
Este templo fue comenzado durante el año dos de reinado de Ramsés, por lo que es el primero de sus templos nubios. En la década de los sesenta fue salvado de las aguas de la presa de Asuán, y vuelto a reconstruir junto al templo de época ptolemaica de Kalabsha.

Templo de Wadi es-Sebua: De tipo hemispeos, estaba dedicado a Amón Ra, Ra Haractes y a Ramsés divinizado. Recibe su nombre  (Wadi es-Sebua significa en árabe "Valle de los leones") por la avenida de esfinges que precede a la entrada. Fue lugar de residencia del Virrey de Kush.

Templo de Wadi es-Sebua
Templo de Derr: Tiene similitudes con el gran templo de Abu Simbel, ya que ambos son templos speos, y tienen una planta  y decoración similar. Además, también está dedicado a los dioses Amón Ra, Ra Haractes, Ptah y Ramsés divinizado. El faraón es representado haciendo ofrendas a distintos dioses, pero la decoración fue muy perjudicada cuando el templo fue reutilizado como iglesia por los primeros cristianos. Afortunadamente, este templo también fue salvado de las aguas de la presa de Asuán, y actualmente se encuentra muy cerca del santuario de Amada, de tiempos de Tutmosis III.

Templo de Derr de Ramsés II, situado en Amada. www.nilo.one

Gerf Husein: Aquí se excavó un hemispeos en honor del dios Ptah, Ptah-Tatenen y Hathor. Fue construido por artesanos locales bajo la supervisión del virrey de Nubia, Setau. Tras la construcción de la presa de Asuán en los años sesenta la parte del templo que no estaba excavada en la roca fue desmantelada y reconstruída en Nueva Kalabsha. Por desgracia, la mayor parte del templo excavado en la roca se dejó in situ, por lo que ahora se encuentra bajo las aguas, aunque su estado de conservación no era muy bueno.

Parte del templo de Gerf Husein rescatada
Parte del templo excavada en la roca, hoy bajo las aguas. Dibujo de D. Roberts
Los templos de Abu simbel: inspirándose en los templos nubios de Soleb y Sodeinga, construidos en tiempos de Amenhotep III, Ramsés encargó un ambicioso proyecto a su Virrey de Kush: Debían excavarse dos templos speos al norte de la segunda catarata. El Virrey Iuny eligió dos cerros rocosos, conocidos como Meha e Ibshek, donde se había rendido culto a Hathor. Así, comenzaba la construcción de dos de los templos más famosos de Egipto, al cargo del copero real de origen asiático, Ashahebsed.
En el primero se excavaría el Gran templo de Abu Simbel, dedicado a Amón Ra, Ra Haractes, Ptah y Ramsés divinizado. Su entrada estaba dominada por 4 imponentes estatuas sedentes del rey de 20 metros de altura, al que acompañaban, en menor tamaño, la reina Nefertari, la reina madre Tuya y algunos de los hijos del rey con sus dos primeras esposas.
En su interior, los muros nos muestran al rey como guerrero luchando en Qadesh, y como sacerdote adorando a los dioses.
En Ibshek se excavó el templo pequeño, dedicado a la reina Nefertari (por la que brilla el sol) y a Hathor. Su fachada consta de cuatro estatuas de pie del faraón, y otras dos de Nefertari, que tiene el mismo tamaño que su esposo. A menor tamaño aparecen los hijos de la pareja real.
Gran templo de Abu Simbel
Reconstrucción de  la policromía original del Gran templo
Templo pequeño de Abu Simbel. Sobreegipto.com
Ramsés y Nefertari ofrendando flores a la diosa Hathor
Originalmente, los templos de Abu Simbel estaban situados 60 metros más abajo y 150 metros más al este que en la actualidad. Esto se debe a su traslado en la década de los 60 a una ubicación más alta para evitar que quedaran inundados por la ya mencionada construcción de la presa de Asuán. Con un presupuesto de 40 millones de dólares, varios países colaboraron para salvar los templos de Ramsés II.
Traslado del templo de Abu Simbel
Puedes leer la primera parte "Ramsés, el hijo del sol" aquí.

Bibliografía:
-MENU, BERNADETTE (1998): Ramsés II. Ed. Ediciones B. España, Barcelona.
-DESROCHES NOBLECOURT, C. (1998): Ramsés II, la verdadera historia. Ed. Ediciones Destino. España, Barcelona.
-CASTELLANO, Nuria. "Abu Simbel, el gran templo de Ramsés II". National geographic Historia. 2011, nº 91. Páginas 28-39.
-CASTEL, Elisa. "Ramsés II, el faraón constructor". National Geographic Historia. 2013, nº 111. Páginas 32-43.
-ESTRADA, Fernando. "Ramsés II, el legado del gran constructor". National Geographic History. 2003, nº 1. Páginas 46-59.
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